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Tascio Cecilio Cipriano era su nombre. Nació en Cartago probablemente de familia noble. Se sabe poco de su juventud y cultura. Probablemente estudió retórica y ejerció tal profesión algún tiempo. Fue hacia el 245 cuando se convirtió y ya era Obispo el 248 ó 249 en su ciudad natal.
En el ambiente de persecución anticristiana que se respiraba entregó casi todos los bienes patrimoniales a los pobres
Al poco tiempo de su elección como Obispo, estalló la persecución de Decio, emperador de Roma. Cipriano huyó de Cartago por razones que no se conocen. Muchos cristianos apostataron por miedo a las represalias. Al concluir la persecución el año 251, al subir como Emperador Galo, la opinión de la Iglesia estaba dividida sobre el tratamiento hacia aquéllos que habían abandonado la fe (los lapsi) y sobre los que habían sido bautizados por herejes.
Cipriano se inclinó al perdón generoso de los débiles, pero fue inflexible en rechazar en la iglesia a los bautizados por herejes.
Se expusieron las diversas posturas Al Papa Esteban I (254-257). Y por este motivo se entabló fuerte polémica entre los dos. En el año 257, cuando Esteban fue martirizado, Cipriano aceptó la decisión de Roma, luego confirmada por el Concilio de Arlés (314) como posición oficial de la Iglesia.
Escribió hermosas obras con motivos de las polémicas en las que se vio envuelto. Es hermosa la "Epístola a Donato" sobre el valor de la gracia, y el libro contra el culto pagano "Los ídolos no son dioses". Y otros libros de marcado sabor catequético fueron "De la paciencia", "De la envidia y de los celos", "La oración del Señor", "Comentario al Paternoster" y "De los vestidos de las vírgenes". En ellos hace gala de sencillez en el lenguaje, claridad de conceptos y dimensión práctica extraordinaria para la vida de sus fieles.
Más alcance teológico tiene sus obras doctrinales "De Catholicae ecclesiae unitate (Sobre la unidad de la Iglesia católica") que es una exposición de la organización jerárquica de la Iglesia en su tiempo y entorno. Y también en "De los apóstatas" en donde hace un estudio profundo sobre la fe y sus obligaciones para la conciencia.
Se conservan unas 65 cartas suyas y parece que la última obra que salió de su pluma fue una "Exhortación al martirio" que redactó cuando ya se iniciaba otra persecución y no estaba dispuesto a huir otra vez. Esa persecución sobrevino bajo el mandato de Valerio, y el Obispo de Cartago, Cipriano, fue apresado, juzgado y decapitado el 14 de Septiembre de 258.
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